El certamen, que este año se juega en Estados Unidos, tuvo en estas instancias definitorias todos los ingredientes de una fiesta global: goles agónicos, figuras estelares, hinchadas apasionadas y hasta homenajes que tocaron el corazón de los presentes.

En la primera semifinal, el Manchester City logró imponerse por 2 a 1 al Al Ahly de Egipto en un partido repleto de intensidad. Con una actuación sobresaliente de Phil Foden y la seguridad habitual de Ederson bajo los tres palos, los dirigidos por Pep Guardiola sufrieron más de lo esperado ante un rival que no se achicó en ningún momento. El gol de la victoria llegó recién en el minuto 87, con un cabezazo de Rúben Dias tras un tiro de esquina. El Al Ahly, digno rival, se despidió con la frente en alto y con el reconocimiento del público.

La otra semifinal tuvo un condimento especial: el homenaje a Diogo Jota, delantero portugués del Liverpool, recientemente fallecido en un trágico accidente automovilístico. Antes del inicio del partido entre el equipo inglés y Flamengo de Brasil, se realizó un emotivo minuto de silencio mientras una enorme bandera con el rostro del jugador se desplegaba en las tribunas. Varios futbolistas, incluso de otros clubes, lucieron brazaletes negros en su memoria, y las redes sociales se llenaron de mensajes recordando su legado tanto dentro como fuera de la cancha.

En lo deportivo, fue una verdadera batalla de estilos. Flamengo apostó a la intensidad y al talento sudamericano, mientras que Liverpool, sin Jota pero con Darwin Núñez en gran nivel, mostró su jerarquía europea. El marcador final fue 3 a 2 a favor de los reds, en un partido que tuvo momentos de altísimo voltaje emocional, incluyendo un gol anulado por el VAR a los brasileños y una ovación generalizada al juvenil escocés Ben Doak, quien anotó su primer tanto en un torneo oficial.

Fuera de la cancha, el Mundial de Clubes también dejó postales inolvidables. Desde las caravanas de hinchas que cruzaron el país en motorhomes personalizados hasta los vendedores callejeros en Miami que ofrecían camisetas de todos los equipos mezcladas con merchandising de Lionel Messi, ausente este año pero siempre presente en la memoria colectiva del fútbol. Incluso se viralizó una imagen de un fanático japonés del Urawa Red Diamonds que, pese a la eliminación de su equipo en cuartos de final, sigue acampando fuera del estadio con una bandera que dice: “El fútbol es una cita con la esperanza”.

Ahora, con Manchester City y Liverpool como finalistas, el fútbol inglés se asegura el título, pero el mundo seguirá mirando expectante. Más allá del resultado, este Mundial de Clubes ya se ganó un lugar en la historia. Por sus partidos, por sus historias y por ese instante de silencio que unió a todos en homenaje a un jugador que se fue demasiado pronto.